Una generación sin hogar. Salirse de casa de mamá, un imposible

El panorama de los jóvenes mexicanos cada vez se oscurece más si hablamos de
independencia. Aunque ellos quieran salir de casa, hay una mezcla de factores que complican
el que puedan dejar el nido de sus padres. Si para las generaciones anteriores abandonar la
casa familiar era una de las prioridades apenas se crecía lo suficiente para ello, hoy las
circunstancias han cambiado. Hoy se tenga o no la intención, las condiciones son difíciles.
Los bajos salarios, las rentas y el precio de la vivienda cada vez más cara y la saturación de las
grandes ciudades —en donde existen mayores oportunidades de trabajo y de calidad de vida—
hacen cada vez más complicado el que la generación más joven pueda encontrar su
independencia fuera de casa.
En México, 74.9% de los más jóvenes —entre 15 y 29 años— vive con sus padres, de acuerdo
con la última Encuesta Nacional de Juventud. Y la tendencia alrededor del mundo es esa, sobre
todo después de la crisis de 2009. Entre 2007 y 2014, según registra el estudio Society at a
Glance 2016 de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), los
jóvenes viven más tiempo en casa y se casan más tarde. En total, hubo un aumento de 0.7%
de jóvenes que vivieron con sus padres, de acuerdo con el análisis de este estudio realizado
por la periodista irlandesa Alex Gray en el blog del Foro Económico Mundial.
Un estudio del Pew Research Center arroja resultados similares. Por primera vez en 130 años,
adultos de entre 18 y 34 años viven más en casa de sus padres que con una esposa o
compañero. Las razones son varias. La primera es la decisión de posponer el matrimonio. Pero
también a estas se suma el desempleo y los bajos salarios.
Condiciones adversas
En el caso de México, hay varias razones por las que salir del nido cada vez se hace más
difícil. Primero, los bajos sueldos en contraste con las rentas altas. Según un estudio de Dada
Room, un sitio que conecta a personas que están buscando habitaciones con quienes las
rentan, los jóvenes mexicanos gastan en promedio 47% de su salario tan sólo en pagar una
renta, lo cual es mucho más de lo recomendado (30%). Y los salarios son en realidad bajos.
Según el Observatorio Laboral, el ingreso promedio mensual de los profesionistas ocupados en
el país es de 11 mil 213 pesos, y eso si es que los jóvenes encuentran trabajo. Según la Unidad
de Datos de EL UNIVERSAL, con base en información de la Encuesta Nacional de Ocupación
de y Empleo, 41% de los profesionistas menores de 30 años están desempleados o están en la
informalidad.
Pero si se tiene la suerte de estar empleado, el panorama no deja de ser triste para los jóvenes.
Esta misma investigación encontró que un licenciado con menos de 30 años tiene posibilidades

 

Una generación sin hogar. Salirse de casa de mamá, un imposible
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de ganar 6 mil 870 pesos, 41% menos que la media. ¿Con ese salario es posible pagar una
hipoteca o al menos una renta? Muy probablemente no.
Los millennials se están convirtiendo en esa generación a la que le cuesta mucho más que a
sus padres el tener un hogar. Si a la hora de rentar es difícil y caro, el acceder a una hipoteca
hoy es prácticamente imposible. Aunque los jóvenes desean una casa propia, conseguirlo se
ha vuelto casi un sueño irrealizable.
“Pedir un crédito al banco es imposible porque no logran pagarlo con lo que ganan los jóvenes.
Ellos no tienen la seguridad que tenían sus padres, que a los 22 años se podía tener un trabajo,
tener la certeza de que te ibas a quedar en la empresa el resto del tiempo y los bancos te
apoyaban para la adquisición de tu casa”, resalta Antoine Perouze, director de Dada Room.
Pero hoy ya no. Según una encuesta realizada por HSBC, aunque la mayoría de
los millennials en México tienen entre sus planes adquirir una vivienda, los bajos salarios y el
ahorro insuficiente para el enganche obstaculizan la compra de un inmueble.
Sea para comprar, para rentar, o hablando en general, esta generación es más pobre que sus
padres. El estudio Poorer tan their parents? A new perspective on income inequiality (¿Más
pobre de sus padres? Una nueva perspectiva sobre la inequidad de los ingresos) de la
consultora Mckinsey responde por qué.
A pesar de que una gran parte de las personas que crecieron en las economías avanzadas
desde la Segunda Guerra Mundial fueron capaces de asumir que estarían mejor que sus
padres, hoy esta afirmación no es tan cierta. ¿Por qué? Porque los ingresos de una gran parte
de los hogares –entre 65% y 70%– han disminuido en la última década. Estos hallazgos
ofrecen una perspectiva que apunta al crecimiento en la desigualdad de ingresos. Y a México le
ha ido muy mal en el tema.
En el país, la desigualdad de ingresos y la pérdida de poder adquisitivo se han pronunciado
estrepitosamente en las últimas décadas: de 1987 a 2014, los salarios han acumulado una
pérdida de 77.79% de su valor, según un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario de la
UNAM, lo que quiere decir que hoy que los jóvenes que hoy ganan el mismo salario que sus
padres hace dos décadas, pueden comprar 77.79% menos. La UNAM resume: “México es una
fábrica de pobres”.
Las razones son varias y entre ellas, se encuentra la política económica sostenida —la cual se
ha basado en un acuerdo no escrito pero efectivo de no subir los sueldos entre la iniciativa
privada y el gobierno—, la cual ha mantenido los salarios mínimos tan bajos con múltiples
justificaciones.

Una generación sin hogar. Salirse de casa de mamá, un imposible
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Que para no aumentar la inflación o para controlar el precio de la canasta básica, el salario
mínimo (que es la medida de la que se parte) no alcanza ni para comer hoy, lo que hace que el
resto de sueldos sean muy bajos también.
¿En la Ciudad de México? Imposible
Tanto para comprar como para rentar, la capital del país se está volviendo inalcanzable. Según
otro estudio realizado por Dada Room, en promedio, por cada habitación que se busca, cuatro
personas están buscando. Pero en zonas como la colonia Roma o Condesa, el número de
candidatos puede subir hasta ocho. En un mercado abierto como este, la ley de la oferta y la
demanda hace lo suyo. Y a mayor demanda, mayor precio. Pero uno de los problemas es que
esto puede volverse insostenible a mediano plazo.
“En menos de 10 años la Ciudad de México ya no será atractiva para los jóvenes que quieren
estudiar o trabajar aquí porque no les va a alcanzar para rentar”, pronostica Perouze, de Dada
Room. Para aquellos con presupuestos de 2 mil o 3 mil pesos, una zona céntrica como la
Narvarte, por ejemplo, se hace inalcanzable y tienen que buscar más allá. “A ellos les queda
buscar lejos, trabajar más, endeudarse o elegir otra ciudad para estudiar o trabajar o buscar en
otras localidades”, asegura el especialista. La Ciudad de México es 30% más caro que en
Guadalajara, por ejemplo.
Pero no sólo en cuestiones de renta está saturada e inalcanzable, sino que para quienes
quieran comprar, los inmuebles son cada vez más caros. Propiedades.com hizo un análisis y
encontró que para 2017 los precios de la vivienda nueva en la Ciudad de México aumentarán
entre 5% y 7%. La subida en la tasa de interés que realizó el Banco de México y el tipo de
cambio —el que ha provocado que se encarezcan los materiales con los que se construyen los
inmuebles— han hecho lo suyo con el precio de la vivienda en CDMX.

 

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